Desde América Latina, están muy atentos frente a lo que pueda suceder con este tipo de fenómeno natural debido a las repercusiones.
El pasado 8 de agosto, la Agencia Meteorológica Japonesa emitió su primera “alerta de megasismo” de su historia.
Lo anterior, después de que un terremoto de magnitud 7,1 sacudiera la prefectura de Miyazaki, en el sur de Japón, ese mismo día.
El terremoto de Miyazaki hirió al menos a 16 personas y generó pequeños tsunamis de hasta 50 centímetros de altura que alcanzaron la costa del país aproximadamente media hora después.
El hipocentro, del terremoto se localizó en alta mar y a unos 25 kilómetros bajo tierra.
La preocupación
Lo cierto, es que los expertos están preocupados de que el temblor de Miyazaki pueda haber alterado la distribución de la tensión a lo largo de ella, allanando el camino para un megaterremoto de magnitud 8 o superior.
El gobierno japonés ha estimado que un temblor de esa magnitud podría matar a cientos de miles de personas.
“Se considera que la posibilidad de un terremoto de gran escala es relativamente mayor que en condiciones normales”, dijo la JMA en un aviso que acompaña a la alerta del jueves.
Se espera que la alerta de megasismo permanezca vigente durante aproximadamente una semana, aunque la agencia recomienda a los residentes del sur de Japón que permanezcan cautelosos y preparados incluso después de que pase el período.
Qué tanto es el riesgo de que en verdad ocurra
La probabilidad de que se produzca un terremoto más fuerte en la zona en la próxima semana es de una entre varios cientos, dijo el jueves el sismólogo Naoshi Hirata de la Universidad de Tokio en una conferencia de prensa conjunta con la JMA.
La probabilidad de que se produzca un terremoto de magnitud 8 o 9 en la fosa de Nankai en los próximos 30 años es del 70 al 80 por ciento, también dijo.
“Siempre existe este riesgo a largo plazo, pero a corto plazo aumenta debido a la magnitud 7,1”, dice el geofísico Morgan Page, del Servicio Geológico de Estados Unidos en Pasadena, California.
Japón no es ajeno a los megaterremotos, y la alerta del jueves no es una indicación de que las tendencias a largo plazo de la actividad sísmica estén cambiando en Japón.
No es la primera vez
La alerta fue el segundo tipo más alto de alerta bajo el protocolo de información adicional sobre terremotos de la fosa de Nankai, que se introdujo en 2017.
El protocolo se activa cuando un temblor de magnitud 6,8 o superior se produce a lo largo o cerca de la fosa de Nankai. El tipo más alto de alerta se activa por un terremoto de magnitud 8,0 o superior.
La depresión marca el lugar donde la placa filipina se desliza bajo la placa euroasiática.
En la interfaz de estas dos placas hay una enorme zona de falla llamada megafalla de Nankai, que alberga terremotos de magnitud 8 o superior cada 100 a 150 años.
El terremoto más reciente de este tipo ocurrió en 1946 y tuvo una magnitud de alrededor de 8,1.
El viernes, un temblor de magnitud 5,3 se produjo a unos 10 kilómetros bajo la prefectura de Kanagawa, cerca de Tokio, fuera del área de alerta de megasismo de la depresión de Nankai.
Terremotos consecutivos
No es inusual que un terremoto desencadene un terremoto más grande poco después.
Las observaciones muestran que, en promedio, hay un 5 por ciento de probabilidades de que un terremoto sea seguido por otro más grande en las cercanías en el plazo de una semana, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos.
No obstante, es imposible predecir con precisión los terremotos o saber si un temblor será seguido en breve por otro.
Los investigadores informaron que si ocurriera un megaterremoto en Nankai, la probabilidad de que ocurriera otro cerca dentro de una semana aumentaría a entre 2,1 y 77 por ciento, o sería entre 100 y 3.600 veces más probable.
En un intento de prepararse para los temblores, Japón puso en marcha en 2007 el primer sistema de alerta temprana de terremotos disponible al público y de alcance nacional.
El sistema detecta las primeras ondas que llegan generadas por terremotos bajo tierra y tiene como objetivo emitir advertencias antes de que lleguen ondas más lentas y dañinas que llegan más tarde.
Cuando se produjo el temblor de magnitud 9,1 de Tohoku en 2011, el sistema proporcionó a los residentes de Tokio un minuto de advertencia antes de que comenzara el fuerte temblor de tierra.
Cómo afecta a Latinoamérica
En paralelo a lo mencionado por las autoridades niponas, desde América Latina, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha señalado que las condiciones para que se produzcan un sismo de 8.8 grados frente a la costa central peruana son bastante altas.
“Puede ser de acá a un año, 50 años, 100 años, pero el sismo va a ocurrir. Realmente comencemos a prepararnos”, explicó el presidente ejecutivo del Instituto, Hernando Tavera.
Adicionalmente, las autoridades chilenas señalaron recientemente que, ante la ocurrencia de un megaterremoto en territorio japonés, el tsunami que se generaría tardaría más de 20 horas en llegar a territorio sudamericano.
En ese sentido, Manuel Monsalve, subsecretario del Interior de Chile, abordó recientemente los posibles impactos de un “megaterremoto” que podría ocurrir en Japón.
Según cuenta Publimetro, la autoridad destacó que si el primer ministro de Japón consideró significativo regresar a su país y cancelar un viaje importante debido a esta alerta, “es una información que hay que considerar relevante”.