Aunque su cabeza era más grande de lo normal al nacer, continuó creciendo hasta que fue operada
Una niña de un año de edad nació en China con un feto atrapado dentro de su cráneo, el cual se trata de su propio hermano gemelo. La menor tuvo que ser sometida a una operación, debido a que sufría una grave inflamación en su cabeza, pero murió 15 días después pues los daños en su cerebro eran irreversibles.
De acuerdo con los reportes, estos casos en los que un feto se inserta dentro de otro son extremadamente raros y se reportan en únicamente uno de cada 500 mil nacimientos. En el cráneo, se tiene registro de sólo 18 casos.
La mayoría de los casos son en el abdomen
En el 80 por ciento de los casos, el tejido fetal absorbido se aloja en el abdomen, donde los médicos tienen una alta probabilidad de extirparlo sin dañar al paciente. En otras ocasiones, se ha identificado en la boca, el escroto o el coxis del niño.
Por ejemplo, en 2015, los médicos chinos extrajeron con éxito un feto encontrado en el escroto de un bebé de 20 días.
Pero la afección es casi 100 por ciento fatal cuando ocurre en la cabeza, escribieron Xuewei Qin y Xuanling Chen, autores del estudio y anestesiólogos del Hospital Internacional de la Universidad de Pekín en Beijing, China, en el American Journal of Case Reports.
Su nacimiento fue normal pese a “anomalías”
El informe afirma que durante un chequeo normal a las 33 semanas, los médicos descubrieron algunas “anomalías” en el cráneo del embrión en desarrollo.
Pero su parto fue normal y los médicos la hicieron nacer por cesárea a las 37 semanas. Aunque su cabeza era más grande de lo normal, regresó a casa con su madre desde el hospital.
Un año después, ingresó en el Hospital Internacional de la Universidad de Pekín porque tenía la cabeza hinchada y no se desarrollaba normalmente: era incontinente, tenía problemas para mantenerse en pie, levantar la cabeza y sólo balbuceaba.
Los médicos le realizaron una tomografía computarizada de la cabeza y descubrieron una masa de 13 centímetros de diámetro en el cráneo con grandes trozos de hueso en su interior.
Fue operada pero nunca se recuperó
En ese momento, los médicos decidieron operar para intentar extirpar la masa. Encontraron una cápsula blanca, que contenía un líquido espeso de color marrón y un embrión inmaduro.
El feto tenía columna vertebral y huesos, y el comienzo de una boca, ojos, cabello, antebrazos, manos y pies. Medía 18 centímetros de largo.
Esto provocó una “grave compresión del tejido cerebral”, por lo que la paciente nunca despertó y estuvo conectada a un respirador artificial mientras sufría convulsiones después de la operación. Doce días después de la cirugía, la familia decidió desconectarla del soporte vital.
La causa de estas malformaciones son desconocidas, de acuerdo con los médicos, pero podría estar relacionada con la contaminación ambiental, la genética, las bajas temperaturas, la exposición a pesticidas durante el embarazo o problemas con la división de los óvulos.