Pensaba que mi gran viaje de negocios a Los Ángeles iba a ser como cualquier otro día. Todo estaba planeado: una reunión importante con inversores y la oportunidad de avanzar en mi carrera como arquitecto en una empresa de construcción de renombre. Sin embargo, lo que no sabía era que una misteriosa petición del piloto transformaría por completo mi vida, cuestionando todo lo que creía saber sobre mi pasado.
Un vuelo que parecía normal
Mi vuelo a Los Ángeles debía ser tranquilo, solo dos horas de trayecto en las que podría repasar mi presentación y prepararme mentalmente para el gran proyecto que tenía que exponer. Este proyecto representaba una oportunidad única, ya que no solo podía suponer un ascenso largamente esperado, sino que también significaba mucho para mí a nivel personal. Quería hacer sentir orgullosa a mi madre, Melissa, quien me había criado sola tras la pérdida de mi padre antes de que yo naciera. Mi madre siempre me apoyó en mis sueños, y este viaje era una oportunidad para honrar todo el esfuerzo que ella había hecho por mí.
Una propuesta inesperada del piloto
Cuando el avión despegó, todo parecía ir bien. Estaba lista para afrontar mi presentación en Los Ángeles y tenía confianza en que impresionaría a los inversores. A mitad del vuelo, una azafata de nombre Bethany se acercó para ofrecerme una bebida, pero algo extraño ocurrió cuando notó una marca de nacimiento en mi muñeca. Me pidió ver mi pasaporte, lo cual me pareció un tanto raro, pero no le di mayor importancia. Poco después, regresó a mi asiento con una pregunta que me dejó desconcertada: “¿Tendrás prisa después de aterrizar? El piloto quiere hablar contigo personalmente”.
Sorprendida, le respondí que tenía una conexión apretada, pero Bethany insistió en que lo que el piloto tenía que decirme era importante. Me sentí intrigada y un poco ansiosa. ¿Qué podía querer decirme el piloto? ¿Por qué era tan urgente? Aunque no sabía qué esperar, decidí quedarme después de aterrizar.
