Melissa Gilbert, conocida por su icónico papel como Laura en La familia Ingalls, ha tomado una decisión radical a los 60 años: dejar atrás las presiones de Hollywood. La actriz ha optado por un estilo de vida más sencillo, alejándose de los tratamientos estéticos y el glamour asociado a la industria.
Tras abandonar su mansión en Los Ángeles, Gilbert se mudó con su esposo a una cabaña de cinco hectáreas en las montañas de Nueva York, donde ha encontrado la paz y la simplicidad que tanto anhelaba. “Esta soy yo ahora, sin tintura en el cabello, sin rellenos ni botox. Me cuido, intento comer sano y estoy disfrutando el proceso de envejecer”, afirmó en una entrevista.
Desde muy joven, Melissa enfrentó las exigencias de la fama, lidiando con la presión estética y una lucha personal contra el alcohol y las drogas, que ella misma detalló en sus memorias. Después de años de sentirse atrapada en un ciclo de expectativas externas, decidió priorizar su bienestar y autenticidad.
Gilbert ha compartido su nueva vida en redes sociales, mostrando su papel como abuela granjera, cultivando sus propias hortalizas y disfrutando de la tranquilidad de la naturaleza. “He encontrado una verdadera dulzura en la simplicidad”, concluyó. Esta nueva etapa representa un renacer para la actriz, quien finalmente se siente libre de los estándares de belleza impuestos por Hollywood.